Cuando se habla de hinchadas fieles en el fútbol colombiano, los focos suelen apuntar a equipos de las grandes ciudades como Medellín y Bogotá. Sin embargo, hay un fenómeno que pocas veces se destaca y que merece reconocimiento: la lealtad de los hinchas del Once Caldas. A pesar de provenir de una ciudad con una población significativamente menor que las capitales del país, el acompañamiento de la afición blanca es proporcionalmente más fuerte que el de muchos equipos históricos.

Manizales cuenta con aproximadamente 457.000 habitantes, mientras que Bogotá supera los 8 millones y Medellín los 2,5 millones. Bajo esta perspectiva, los 8.726 abonos vendidos por el Once Caldas para el primer semestre de 2025 cobran un valor especial. Si lo comparamos con clubes como Millonarios (23.000 abonos) o Atlético Nacional (26.466 abonos), la diferencia parece grande, pero el contexto lo cambia todo. Si el equipo embajador o el verde de la montaña tuvieran la misma proporción de abonados en relación con la población de sus ciudades, estaríamos hablando de cifras cercanas a los 400.000 abonos, algo impensable en nuestro fútbol.

El Once Caldas supera en abonados a equipos como Tolima (6.143), Deportivo Cali (4.641), Santa Fe (4.000), Junior (3.900) y América de Cali (3.100), estos dos últimos considerados históricos y con supuestas hinchadas numerosas. La baja respuesta de los aficionados tiburones y escarlatas a sus equipos, demuestra que el tamaño de la hinchada no siempre se traduce en acompañamiento real.

Pero el apoyo de la hinchada del Once Caldas no solo se refleja en los abonos. Tiene un buen acompañamiento de visitante, aunque no es de los clubes con más asistencia del país, ya que hay otros por encima. Además, aunque son 8.726 abonados, el promedio de asistencia al estadio de local es de 15.000 espectadores, una cifra destacable. Su barra es reconocida como una de las más cultas y menos conflictivas del fútbol colombiano, un detalle que en tiempos de violencia en las gradas debe destacarse con orgullo.

La historia del Once Caldas está llena de altibajos, de momentos de gloria y de crisis deportivas y administrativas. Sin embargo, la pasión de sus hinchas se mantiene intacta. En una liga donde la fidelidad se pone a prueba cada semestre, la hinchada blanca sigue demostrando que el amor por los colores no depende de los títulos ni de la cantidad de habitantes de una ciudad, sino del sentimiento genuino por un equipo que representa el corazón de una región.

La próxima vez que se hable de hinchadas fieles en Colombia, no se debe olvidar que en una ciudad de montaña, donde el frío es constante, arde una de las pasiones más inquebrantables del fútbol nacional.

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