El camino del Once Caldas en la Copa Sudamericana comienza con un reto mayúsculo: enfrentar a Fluminense, el rival más fuerte del grupo F. Este partido marcará la pauta de lo que será el torneo para el equipo blanco. Un buen resultado, ya sea una victoria o incluso un empate, ilusionaría a jugadores e hinchas, pues representaría un golpe de autoridad ante el club brasileño. Con Unión Española de Chile y San José de Oruro completando el grupo, los de Manizales tienen posibilidades reales de competir y hasta superar a estos rivales, siempre y cuando logren consolidar un juego convincente en este torneo internacional.
Sin embargo, el equipo llega con muchas dudas. El técnico Hernán Darío Herrera ha sido objeto de críticas por su propuesta de juego, que no termina de convencer. Si bien la campaña en la liga no es mala, el desempeño deja interrogantes. En el último partido, vencieron por la mínima diferencia a Llaneros F.C en Palogrande (1-0), pero la afición salió inconforme, especialmente por el bajo nivel mostrado en el segundo tiempo. Herrera ha tenido momentos buenos y malos, pero en el balance general ha cometido más errores que aciertos. Aunque la tabla de posiciones indica que el equipo es noveno con 16 puntos, los mismos que el octavo, y está a solo cinco del líder América de Cali, la sensación es que el juego del equipo no genera confianza.
El ambiente de incertidumbre se acentúa en la antesala de la Copa Sudamericana. A pesar de las dudas del hincha, el técnico se ha mostrado confiado. Tras el partido contra Llaneros, en rueda de prensa afirmó estar tranquilo y listo para el desafío de Copa sudamericana. Además, días antes, aseguró que ha enviado observadores a Brasil, Chile y Bolivia para analizar a los rivales, un recurso valioso. No obastante, no hay pruebas de que esto haya ocurrido, por lo que, hasta ahora, son solo palabras del técnico.
Ahora bien, el Once Caldas no se puede comparar uno a uno con Fluminense. El equipo brasileño es claramente superior en calidad, costo e inversión. Sin embargo, la historia demuestra que el dinero no lo es todo en el fútbol. Once Caldas ya sabe lo que es ganar un título internacional y, además, uno más importante que la Copa Sudamericana: la Copa Libertadores. En aquella oportunidad, el equipo albo no contaba con una nómina de alta inversión, dejaba más dudas que certezas y nadie apostaba por él. Aun así, se impuso con verraquera, actitud y un fútbol práctico, defensivo pero letal en el contraataque, convirtiendo el Palogrande en un fortín. Ese mismo espíritu combativo será determinante en esta Copa Sudamericana, pues los puntos en casa son clave para avanzar. Como se dice coloquialmente, el fútbol no es de nombres, es de hombres, y eso es precisamente lo que deberá mostar el Once Caldas.
El partido contra Fluminense será el desafío más exigente. La mano del técnico será clave: desde el planteamiento inicial hasta la estrategia para impedir que el rival imponga su juego de posesión y la manera en que el Once Caldas pueda explotar sus fortalezas. Fluminense apuesta por un fútbol de tenencia, siempre intenta salir jugando desde atrás y, aunque en oportunidades carece de profundidad, puede llegar a ser muy eficaz, pero también suele cometer errores en esa salida.
En casa, el Once Caldas debe aplicar una presión alta para forzar esos errores y recuperar el balón en zonas peligrosas. Además, necesitará una sólida recuperación en el medio campo para limitar la circulación del rival. El juego directo también puede ser un arma clave: lanzar balones largos para que los extremos ataquen los espacios, aprovechando que los laterales de Fluminense suelen proyectarse en ataque y tardan en regresar. Por último, la efectividad será fundamental; cada oportunidad de gol deberá ser aprovechada al máximo.
Fluminense llega a este partido con una derrota en su debut en el Campeonato Brasileño Serie A, tras caer 2-0 frente a Fortaleza como visitante. Mientras tanto, Once Caldas viene de ganar en la liga local, lo que le da un impulso anímico de cara a este compromiso internacional.
El Once Caldas tiene la oportunidad de demostrar si está listo para la competencia o si las dudas que han rodeado su desempeño en la liga terminarán pasándole factura. La afición espera ver a un equipo competitivo, con carácter y ambición. El primer examen es el más difícil, pero también el que puede marcar un punto de inflexión en el semestre.