Después de 13 fechas de frustraciones, derrotas y empates que parecían eternos, Once Caldas volvió a saborear la victoria en la Liga. Lo hizo en El Campín de Bogotá, ante Independiente Santa Fe, con un marcador 1-2 que vale más que tres puntos: significa un respiro, un impulso y la esperanza de que el equipo pueda cambiar el rumbo en el campeonato.

El arranque fue prometedor. Apenas al minuto 7, Michael Barrios adelantó al “blanco blanco” desde el punto penal, abriendo el camino de lo que sería una noche distinta. Sin embargo, la historia parecía repetirse: el equipo manizaleño bajó la intensidad, perdió el balón y Santa Fe lo aprovechó. En tiempo de adición del primer tiempo, Harold Santiago Mosquera puso el empate (45+2) y el fantasma de los malos segundos tiempos rondaba de nuevo.

Pero esta vez todo fue diferente. En la segunda parte, Once Caldas mostró una cara renovada: orden, consistencia y la determinación de ir por el resultado. Barrios, figura indiscutible, apareció otra vez al minuto 54 para firmar su doblete y devolverle la ventaja a los dirigidos por Hernán Darío Herrera. Desde allí, el equipo manejó el ritmo, supo sufrir cuando el local intentó reaccionar y, lo más importante, mantuvo la concentración hasta el pitazo final.

La victoria no solo corta una racha negativa de 13 partidos sin ganar, sino que además llega en el momento justo: el próximo viernes, Once Caldas recibirá en Palogrande a su rival de patio, Deportivo Pereira, en un clásico que puede marcar un punto de quiebre en el semestre.

Por ahora, el triunfo en Bogotá es un bálsamo. Once Caldas demostró que cuando tiene la pelota y juega con convicción, puede ser protagonista. La afición espera que este sea el comienzo de una recuperación que ya no se podía aplazar más.

Por Juan Manuel Rivera

Periodista en formación de la Universidad de Manizales. Cubro el día a día de Once Caldas. 21 años.

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