El Once Caldas tocó fondo en Villavicencio. El conjunto blanco, que esta vez vistió de negro, cayó 2-0 ante Llaneros en un partido que retrató con crudeza su difícil presente. Los goles de Bryan Urueña al minuto 53 y de Juan Estiben Angulo al 57 sentenciaron una tarde noche para el olvido, donde el equipo manizaleño se mostró sin rumbo, sin ideas y con una preocupante falta de reacción.

Desde el inicio, el cuadro dirigido por Hernán Darío Herrera lució desconectado, impreciso y falto de carácter. Apenas logró inquietar el arco rival, y en varios pasajes del encuentro pareció resignado ante un Llaneros que, con orden y determinación, aprovechó los espacios y la pasividad de una defensa que no logra sostener resultados ni solidez.

La eliminación de la Copa Sudamericana parece haber dejado una herida más profunda de lo esperado. Desde entonces, Once Caldas no encuentra el camino, y su rendimiento se ha desplomado en todas las competiciones. Las opciones de clasificar al grupo de los ocho son casi una utopía, y la afición empieza a perder la esperanza de ver una reacción.

El panorama es sombrío. El próximo miércoles, el equipo deberá visitar a Atlético Nacional en el Atanasio Girardot para intentar revertir la serie de la Copa BetPlay y mantener viva una ilusión que cada vez se apaga más. Si el Once Caldas no despierta pronto, corre el riesgo de quedarse sin nada en un semestre que comenzó con ilusión y hoy se tiñe de decepción.

Por Juan Manuel Rivera

Periodista en formación de la Universidad de Manizales. Cubro el día a día de Once Caldas. 21 años.

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