El estadio Palogrande fue testigo de otra tarde gris para Once Caldas. Por la octava fecha de la Liga, el equipo blanco cayó 0-1 frente a Deportes Tolima, en un partido que dejó muchas más dudas que certezas y confirmó el pobre nivel futbolístico que arrastra el equipo durante todo este semestre en liga.
El único gol del encuentro llegó al minuto 58, cuando el lateral izquierdo Samuel Velásquez sorprendió a la zaga manizaleña con un remate certero. Ese tanto bastó para sentenciar un partido en el que Tolima manejó las acciones con relativa tranquilidad, frente a un Once que nunca encontró cómo reaccionar.
La figura de la tarde fué, el arquero James Aguirre. Sus intervenciones evitaron que la derrota fuera aún más dolorosa, pues el conjunto visitante generó varias opciones claras que bien pudieron haber aumentado la diferencia, tanto así que atajó un penal. Sin él, el marcador habría reflejado la gran distancia futbolística entre ambos equipos.
El Once Caldas mostró nuevamente un mar de dudas en defensa. Los laterales improvisados dejaron espacios y fragilidades que Tolima explotó con facilidad. En el mediocampo, la desconexión fue absoluta: poca recuperación, escasa claridad en la entrega y nula asociación con los delanteros. En ataque, la sequía continúa, sin una jugada elaborada que insinuara peligro real sobre el arco rival.
El silbatazo final dejó una realidad inocultable: Once Caldas no solo volvió a perder, también quedó hundido en el último lugar de la tabla, reflejo perfecto del mal momento que atraviesa en el torneo local.